segunda-feira, 29 de dezembro de 2008

“Fidel decapitó las chances de la izquierda en América”

José Rodríguez Elizondo
DEU EM LA TERCERA (CHILE
)

Intelectual y ex comunista que vivió en la RDA

Uno de los chilenos que mejor conocen la influencia de Castro en América Latina, repasa la influencia de Moscú, Berlín Oriental y La Habana en las tesis militares adoptadas por la izquierda. En cuanto al decisivo influjo cubano, asegura: “Castro fue la tenaza izquierda que aprisionó a Allende junto a la tenaza derecha” tercera.cl .

Llegó exiliado a Alemania Oriental en 1974, junto a cientos de izquierdistas que huían de la represión desatada por la Junta Militar en Chile. Gracias a su condición de intelectual, se salvó del proceso de proletarización por el cual cientos de compatriotas trabajaron por años en factorías alemanas. Su destino fue la Universidad Karl Marx de Leipzig. Allí, junto a otros pensadores del PC, buscó infructuosamente aplicar el marxismo-leninismo a la realidad chilena, tanteando respuestas sobre el fracaso de la UP.

Su profundo desencanto con el socialismo y la ultranza teórica en que fue cayendo su partido lo hicieron, dos años después, romper con el PC y salir de Alemania Oriental. Entonces, dio inicio a un proceso de autocrítica que culminó con la publicación del libro “Crisis y Renovación de las Izquierdas en América Latina” (Editorial Andrés Bello, 1995, 410 Págs.).

“En una cena con Osvaldo Puccio y un abogado comunista, nos reíamos a carcajadas con Osvaldo de la ortodoxia de ese hombre, que estaba feliz y encontraba todo excelente, insuperable, en el comunismo alemán. Poco tiempo después, ese gran admirador del régimen de Honecker se suicidó”.

En esta obra, Rodríguez Elizondo plantea el negativo influjo que la revolución cubana ha significado para la izquierda tradicional en el continente. Un fenómeno que para este periodista, escritor y ex diplomático —que confiesa haber llegado hasta los 60—, tiene como uno de sus mejores ejemplos al PC chileno y su declive, luego de la fracasada adopción de las tesis militaristas por influencia de Castro. “El del PC es un ejemplo paradigmático, en la medida en que fue el partido comunista más desarrollado del continente y hoy es una fuerza política marginal”.

Su libro “Crisis y Renovación de las Izquierdas...” es el primero en lanzar la tesis de que Fidel Castro saboteó a Allende ¿En qué hechos concretos se basó para este juicio?

“Sabotear” es verbo suyo. Lo que yo digo es que basta un análisis sencillo de los dichos y hechos de Fidel Castro, para comprender dos cosas: primero, que temía profundamente el éxito de una revolución sin lucha armada como la que quería Allende. Segundo, que, por problemas caracterológicos, Castro nunca ha tolerado un liderazgo de izquierda en América Latina, que pudiera verse como equivalente o alternativo al suyo. Como Castro habla demasiado, en 1984 reconoció a la revista Newsweek que toda su estrategia armada y continental fue por autodefensa: había que llenar de focos guerrilleros el continente, para evitar que Estados Unidos se concentrara en Cuba. Más que internacionalismo altruista, fue un viejo truco de la estrategia militar nacional.

¿Derechamente, Castro saboteó a Allende?

Para enfrentar esa duda, hay que adentrarse en la mentalidad de Fidel. Con el éxito electoral de Allende, Castro recibió un tremendo desafío. Allende lo invitó una semana a Chile, tendiéndole una mano y sacándolo del aislamiento. En vez de agradecerlo, Castro vino en el fondo a chequear quién de los dos tenía la razón. La duda era si las armas eran la única vía para hacer la revolución en el continente, o si también era posible el camino allendista. Entonces, como ha dicho García Márquez, Fidel Castro es el peor perdedor que existe: no vino a Chile a tenderle la mano a Allende, sino a hacer con él un gallito, en el curso del cual pareció asumir que Allende estaba perdido. En el Estadio Nacional dijo: ‘Me voy más revolucionario que nunca’. Esto terminó por encolerizar contra Allende a la izquierda más radical, y a debilitarlo frente a la oposición de derecha. Castro fue la tenaza izquierda que aprisionó a Allende junto a la tenaza derecha.

¿Qué tan bien o mal le ha hecho Fidel Castro a la izquierda en América Latina?

Para mí Castro ha sido lo peor que pudo pasarle a la izquierda organizada de América Latina, porque esa izquierda se vio desbordada por la izquierda castrista (simbolizada por grupos como el MIR). Entonces, la izquierda tradicional quedó como una cultura decapitada: no pudo desarrollarse porque le surgió una oposición más a la izquierda. Y, al mismo tiempo, esa oposición que surgió más a la izquierda no tenía los medios para imponerse, porque la teoría de los focos guerrilleros de Castro (el foquismo) era una teoría instrumental. Por lo tanto, si uno lo mira con la distancia necesaria y sin pasión, se da cuenta de que Fidel Castro decapitó las posibilidades de la izquierda tradicional para crear focos guerrilleros condenados al fracaso.

El papel de la RDA y Moscú

¿Si Cuba fue el principal país que influyó en el giro del PC hacia tesis más “duras”, qué papel jugaron la RDA y Moscú?

Los viejos dirigentes de la Unión Soviética (y de Alemania Oriental, por reflejo dependiente) siempre consideraron a Castro un tipo un poco loco. Sólo que, tras la caída de Allende y a falta de una teoría propia sobre sus causas profundas, comenzaron a descubrir que muy loco sería Castro, pero había sabido “defender la revolución”. Eso, sumado a la decadencia brezhneviana, arrasó con las tesis pacifistas de Nikita Krushov, sin colocar nada en cambio. Lo paradójico fue que, mientras comunistas europeos procesaban la experiencia chilena como prueba de que nos faltó profundizar en la democracia, los dirigentes chilenos del primer círculo interpretaron la paralogización soviética como una inducción para comprometerse con la vía militarista de Castro.

Los viejos dirigentes de la Unión Soviética (y de Alemania Oriental, por reflejo dependiente) siempre consideraron a Castro un tipo un poco loco. Sólo que, tras la caída de Allende y a falta de una teoría propia sobre sus causas profundas, comenzaron a descubrir que muy loco sería Castro, pero había sabido “defender la revolución” .

¿Hasta qué punto sus vivencias en Alemania Oriental lo llevaron a respaldar esa tesis sobre la negativa influencia de Castro en Chile?

Mi paso por la RDA me sirvió para “desintelectualizarme” y liberarme de los dogmas inherentes a mi condición de militante comunista. En el fondo, verifiqué la homogeneidad de todas las dictaduras, de izquierdas y de derechas. También experimenté ese lugar común de que hay que perder la libertad para apreciarla.

¿Como ex comunista, cuál es el mejor y peor recuerdo de su exilio en la RDA?

Todo se mezcla en una cena con Osvaldo Puccio y un abogado comunista, en mi departamento de la ciudad de Leipzig. Con Osvaldo, socialista de humor reconocido, nos reíamos a carcajadas de la ortodoxia de ese hombre, que estaba feliz y encontraba todo excelente, insuperable, en el comunismo alemán. Sería un recuerdo ameno si no agregara que, poco tiempo después, ese gran admirador del régimen de Honecker se suicidó. Hoy pienso que sus alardes ortodoxos eran sólo una manera de mentirse y de mentirnos, en un contexto en el cual imperaba la desconfianza en el prójimo.

¿Cómo afectó la culpa del fracaso de la UP en el giro histórico hacia las tesis de “todas las formas de lucha”?

Sin duda, era un peso. Cuando una mística revolucionaria ha sido aplastada, puede existir una sensación de culpa e impotencia muy grande. Pero los fenómenos sicológicos nunca son absolutos. En todo caso, “Todas las formas de lucha” fue una fórmula ómnibus que permitía poner el acento en las elecciones o en la “violencia contrarrevolucionaria”, según la coyuntura. En cuanto a la opción concreta por un aparato militar sofisticado, con oficiales formados en Cuba, sé tanto como usted y quizás menos. Nunca estuve en los secretos del partido.

¿Cómo se enteró, entonces, de la reunión celebrada en La Habana, en 1974, en la que Castro ofreció al PC abrir las escuelas militares de la isla a la izquierda?

Me imagino que mantener ese tipo de secretos en La Habana era más difícil que en Berlín Oriental. El rumor existió desde el principio, pero creo que sólo con las memorias de Orlando Millas se “oficializó”.

¿Por qué dirigentes históricos como Orlando Millas eran contrarios a la vía armada y terminaron resignándose a ella?

Yo entendí otra cosa leyendo las memorias de Millas. Creo que él se espantó al ver que una decisión tan grave como la de formar cuadros militares en Cuba no se discutiera debidamente. Después, parece haberse resignado durante un tiempo. Al fin de sus días descubrió y confesó que esa política fue una monstruosidad. Con su conciencia cargada, escribió que a esos jóvenes comunistas “los conducimos a quemarse en Chile en batallas imposibles”.

Proletarización y Círculo de Leipzig

¿Por qué personas como usted se salvaron de ser enviados a las fábricas alemanas como parte del proceso de proletarización que sufrieron los chilenos?

Tal vez porque llegué a la RDA premunido de una invitación directa, personalizada, de -profesores distinguidos de la Universidad de Leipzig.

A esa universidad llegaron a trabajar otros intelectuales comunistas luego conocidos como el “Círculo de Leipzig” ¿Es cierto que este equipo diseñó la política militar del PC?

He leído versiones mitologizadas sobre ese grupo. Mientras yo estuve (hasta 1976), no tuvo el menor relieve “periodístico”. Se inició con cinco profesionales que trataban de suplir las reconocidas deficiencias teóricas del PC. Estudiábamos la Teología del sistema y tratábamos de aplicarla a nuestra realidad chilensis -yo, al menos, cada día con menos convicción-, bajo la orientación de un par de historiadores. Afuera, por celos o por exceso de fantasía, se nos consideraba miembros de una especie de Olimpo y se nos suponía dedicados a preparar las políticas secretas -especialmente militares- del partido. Hasta mi partida, en 1976, con excepción de Millas, nunca supe de dirigentes que leyeran o comentaran nuestros textos. Precisamente el tiempo libre que eso me dejaba me permitió escribir un libro e iniciar la investigación de mi ‘Crisis y Renovación de las Izquierdas en América Latina’.

¿Por qué todavía existe un tupido velo sobre estos temas?

Más bien, lo que falta es el reconocimiento de lo actuado por parte de sus actores. ¿Por qué esa renuencia a reconocer lo obvio? Quizás por un conjunto de factores. Entre ellos, porque algunos son como esos militares que temen reconocer culpas o pedir perdón. Porque en nuestra sociedad light el tema no parece entretenido, y los investigadores capacitados prefieren derivar hacia áreas más rentables. También, porque a los viejos dirigentes no les interesa hacer luz sobre sus errores y eso es muy humano. Fundamentalmente, porque en la cultura marxista y con mínimas excepciones, siempre hubo tensión entre los intelectuales, supuestamente blandengues, y los dirigentes, supuestamente recios y proletarios. Eso, en un marco de estructuras compartimentadas, implica que los que saben no escriben y los que pueden escribir no saben.

Terceira via para 2010

Fernando Rodrigues
DEU NA FOLHA DE S. PAULO


BRASÍLIA - O Brasil tem hoje 27 partidos políticos registrados no Tribunal Superior Eleitoral. À primeira vista é um número grande. Na prática, já ocorreu uma decantação no sistema. É difícil para os de fora do establishment político ter sucesso eleitoral.

Neste ano que termina, pela primeira vez em quase duas décadas, só três siglas (PMDB, PT e PSDB) obtiveram 50% dos votos nas eleições de prefeito nas cerca de 5.600 cidades. Avança a polarização entre dois grupos políticos (petistas e tucanos). Os demais ficam relegados a um segundo plano.

Não é à toa que a eleição de 2010 vem sendo dada como definida entre apenas José Serra (PSDB) e Dilma Rousseff (PT). Muita gente parece não se conformar com a decretação dessa inevitabilidade.

O problema é como viabilizar uma terceira via. Os partidos com poder para tal (PMDB e DEM) abdicaram de conquistar o Planalto.

Contentam-se em ser coadjuvantes. Construir uma nova sigla é tarefa inglória. O começo é do zero, sobretudo no rádio e na TV. Mas essa partidocracia petista e tucana pode sofrer um abalo. Chegou ao TSE uma consulta do deputado Miro Teixeira, do PDT do Rio. Miro é o mesmo que há alguns anos provocou um terremoto com a tese da verticalização das alianças. Agora, ele indaga algo simples.

Depois do advento da fidelidade partidária, o TSE considera legítimo um político deixar seu partido para criar uma nova legenda. Nesse caso, seria também legal o político levar consigo para a nova agremiação o patrimônio obtido nas urnas (o tempo de rádio e de TV)? Se a resposta for sim, placas tectônicas se movimentarão na política.

É possível até uma centena de peemedebistas, pedetistas e outros mais (mesmo tucanos e petistas) se juntarem para quebrar a escrita bipolar entre Serra e Dilma em 2010. Está nas mãos do TSE.

ENTREVISTA: "Falta austeridade para enfrentar a crise"

Rubens Ricupero
DEU NA GAZETA MERCANTIL


O ex-ministro da Fazenda Rubens Ricupero, profundo conhecedor da economia brasileira, antevê com confiança o futuro do Brasil, mas relaciona uma série de dificuldades, que vão além do cenário de crise na economia internacional. Personagem destacado na implantação do Plano Real, ex-secretário geral da Conferência das Nações Unidas sobre Comércio e Desenvolvimento (Unctad), Ricupero vê como problemas brasileiros o baixo nível da educação pública, "essencial para a melhoria da qualidade de nossas instituições públicas", e, no cenário de turbulência econômica atual, o déficit nominal no orçamento do País, sinônimo de falta de dinheiro para cobrir seus próprios gastos, com o agravante da baixa poupança interna, na faixa de 17% do Produto Interno Bruto (PIB).

Nesta entrevista à Gazeta Mercantil, ele fala também da dependência que o País tem da exportação de commodities, como os produtos agrícolas, dos juros elevados, do custo da intermediação bancária, dos problemas de infra-estrutura e da reforma trabalhista. "A história vai censurar o presidente Lula por não ter tratado da reforma", afirma. Diplomata aposentado, diretor da Faculdade de Economia da Fundação Armando Álvares Penteado (Faap), em São Paulo, Ricupero entende que o Brasil deve investir em sua imagem de potência mundial em meio ambiente e destaca que, diante da crise, o País tem uma "vantagem enorme" em relação a outras nações. Aponta como grande diferença a operação de bancos muito sólidos. Segundo o ex-ministro , o crescimento brasileiro em 2009 não ultrapassará em muito os 2%, na melhor das hipóteses. Ricupero considera que a crise nos Estados Unidos e no mundo deve durar até o final do ano novo. "Mas hoje não é possível eliminar a possibilidade de um resultado pior", ressalva.

Leia a entrevista de Rubens Ricupero:

Gazeta Mercantil - Qual sua maior preocupação com a crise econômica internacional, a partir dos Estados Unidos, que já irradia seus efeitos negativos para o Brasil?

Fico preocupado, se forem confirmadas as previsões mais pessimistas de que a crise econômica será longa, superior a cinco anos, como aconteceu com o Japão, com a estagnação que aconteceu na década de 1990. Mas espero um cenário mais positivo, que dure até o fim do próximo ano, 2009. E que seja relativamente moderada nos Estados Unidos, com crescimento de 1% a 2% no ano, recuperando-se mais vigorosamente em 2010. Porém, não é possível hoje eliminar a possibilidade de um cenário pior.

Gazeta Mercantil - Como o senhor avalia a reação do governo de Luiz Inácio Lula da Silva, diante da crise?

No início, foi uma tentativa de negar a realidade sobre a gravidade da situação. Depois, houve uma evolução e o governo tomou algumas medidas muito corretas, a exemplo da oferta de linhas de crédito para exportações, do uso de reservas para empréstimos a empresas com dívidas a renovar, socorro aos setores agrícola, imobiliário e automobilístico. No entanto, a reação oficial parece ainda insuficiente, tanto na avaliação da gravidade das conseqüências para a economia, como a queda de produção e a pressão sobre as taxas de câmbio, como na falta até o momento de uma decisão clara de reduzir os gastos correntes do governo, sobretudo os aumentos com pessoal e viagens etc. O governo e os parlamentares não revelam ainda um clima de premência e austeridade, quando os cortes de gastos são necessários e urgentes.

Gazeta Mercantil - Apesar do cenário global negativo, o Brasil terminará este ano com crescimento do PIB superior a 5%. Qual sua expectativa para o próximo ano?

Infelizmente, acho que teremos um crescimento muito baixo, que não ultrapassará em muito os 2%, na melhor das hipóteses. É possível que a crise tenha um impacto mais grave no Brasil no primeiro semestre do ano novo, pois a queda da economia mundial está sendo muito rápida.

Gazeta Mercantil - O Brasil beneficiou-se adequadamente do período de crescimento da economia mundial?

O País, na verdade, só começou a crescer em 2003, na fase final do período de expansão mundial. A conjuntura favorável ocorreu no momento em que o Brasil mudava de governo (de Fernando Henrique Cardoso para Luiz Inácio Lula da Silva). Nós aproveitamos uma pequena parte.

Gazeta Mercantil - É um consolo o fato de o Brasil ter, na economia, condições relativas melhores que outros países - inclusive o Japão e os europeus - para enfrentar a crise?

Sem dúvida, sem dúvida. É um grande fator positivo concreto. Ter um sistema bancário que não foi afetado, como é o caso brasileiro, é uma diferença tangível para melhor em relação às grandes economias, que deveriam dar exemplo, como os Estados Unidos e o Reino Unido. Temos uma vantagem enorme com o nível de nossas reservas (superiores a US$ 200 bilhões) e, a grande diferença, bancos muito sólidos.

Gazeta Mercantil - O senhor afirma que o Brasil só pode competir com os gigantes na área da agricultura. Não temos outros espaços no comércio exterior?

A minha afirmação não é absoluta. A política cambial do Banco Central tornava impossível uma melhoria do valor agregado das exportações, condenando o País, como no passado, a ter mercado externo somente para produtos com competitividade natural alta, diante da demanda chinesa, a exemplo dos agrícolas e ferro, as commodities. Não há registro na história de nenhum país em desenvolvimento que tenha dado salto de qualidade em exportações com elevado valor agregado das manufaturas, sem que tivesse praticado uma política de câmbio desvalorizado. O Brasil teve uma política de câmbio valorizado, o oposto do que fizeram China, Japão, Coréia. Cada vez mais a pauta de exportações passou a ser dominada por commodities, que também são importantes, mas mais vulneráveis em momento de crise econômica.

Gazeta Mercantil - Como o senhor analisa o câmbio hoje?

O câmbio brasileiro preocupa em razão de suas violentas oscilações, com o dólar acumulando uma desvalorização de quase 30% nas últimas semanas. Mas já não é mais valorizado, como antes. Além da questão do câmbio, que está sendo corrigida, temos um custo de investimento muito alto, dependente de taxa de juros muito elevada, e a intermediação bancária, a mais onerosa do mundo - ainda nem começamos a resolver esses assuntos. Há também a elevada carga tributária, de aproximadamente 40% do PIB, a burocracia muito pesada, os problemas de infra-estrutura nos transportes, na operação de portos e na área de seguros. Para termos uma pauta de exportações de valor agregado crescente, precisamos resolver isso tudo.

Gazeta Mercantil - Qual a importância, no cenário da crise, das economias dos países que formam o Bric (Brasil, Rússia, Índia e China)?

Sou reticente no uso da expressão bloco para os países do Bric. A Rússia está numa situação econômica dificílima, a Índia também enfrenta sérios problemas. A China é o único país que encontra espaço muito generoso para adotar medidas favoráveis à sua economia. Tem, por exemplo, uma taxa de poupança interna de 44% do PIB, enquanto no Brasil ela é de aproximadamente 17%. Os chineses, então, têm vastas reservas de recursos internos. O Brasil não. Só cresceu nos últimos anos com o crescimento do consumo com bom aporte de poupança externa, investimentos diretos e em bolsa, que diminuem com a saída de capitais em razão da crise. Não temos a capacidade para compensar isso. Tampouco dispomos de espaço de política fiscal, porque temos um déficit nominal no orçamento, se eliminarmos a idéia do chamado déficit primário, que desconsidera o pagamento dos juros. O Brasil não tem dinheiro para atender a todos os seus gastos e pagar os juros da dívida. Os Estados Unidos podem, por exemplo, aumentar sua dívida interna porque têm a moeda de referência no mundo, o dólar. Podem emitir papel, que seus títulos serão comprados.

Gazeta Mercantil - Ao lado de cuidar da economia, quais outras áreas deveriam merecer atenção especial do governo?

O presidente da Vale, Roger Agnelli, pediu recentemente a flexibilização das leis trabalhistas e sindicais. A história futura vai censurar o presidente Lula por não ter tratado desse assunto. Nenhum outro governante teve condições, como ele, que nasceu politicamente no movimento sindical, de fazer uma reforma trabalhista inteligente, que conciliasse a proteção dos direitos dos trabalhadores e o grau de competitividade que a economia exige. O que temos hoje é uma legislação de origem fascista italiana, atrasada, que emperra muito a economia. Ao mesmo tempo, nossos parlamentares têm um comportamento populista e demagogo diante do tema.

Gazeta Mercantil - O senhor agora atua no ensino superior. Estudo recente mostra que, na última etapa da educação básica, de cada dez alunos matriculados, somente seis concluem os estudos e estão aptos a obter uma graduação maior. Como o senhor avalia nossa educação?

A educação, infelizmente, merece uma nota muito baixa. Ao lado dela, o País precisa melhorar a qualidade de suas instituições públicas, incluindo a Justiça, que é demorada e ineficiente, o Congresso e o Executivo. Temos ilha de eficiência num oceano de desperdícios. A qualidade da educação é um problema grave em longo prazo. As escolas primárias e secundárias são muito ruins. O problema hoje não é mais a quantidade; é qualitativo, embora o atual ministro da Educação, Fernando Haddad, venha se esforçando para melhorar a escola pública. Hoje, quando o jovem chega ao ensino superior, vemos que só um pequeno grupo é capaz de escrever, falar e compreender o que lê. Assim, os nossos recursos humanos, no mercado de trabalho, são de baixa qualidade, o que é gravíssimo. Todo país que tem uma posição importante no mundo resolveu essa questão. Tudo gira em torno da educação, que é essencial também para a melhoria da qualidade de nossas instituições públicas.

Gazeta Mercantil - Qual sua percepção sobre o futuro brasileiro em meio a tantas dificuldades?

Em curto prazo, temos condições relativamente melhores que muitos outros países. Nosso sistema financeiro é sólido, temos recursos naturais que se valorizam no mundo - as descobertas de petróleo no pré-sal vão fazer a diferença. Além disso, temos um grau elevado de democracia e estabilidade política, mesmo com o baixo desempenho de nossas instituições públicas. O Brasil será beneficiado pelo bônus demográfico, com o crescimento moderado da população. Podemos crescer menos economicamente, que no passado, para ter igual resultado. Vejo o futuro com confiança. Não temos, mesmo em comparação com os países do Bric, problemas raciais e religiosos - estamos em paz com nossos vizinhos há 138 anos. Os problemas de nossas instituições e da educação são perfeitamente solúveis.

Gazeta Mercantil - Qual o grande potencial do País?

Tenho insistido muito que o Brasil é uma potência mundial ambiental, e o governo deveria dar maior atenção a isso. Está aqui a maior floresta tropical do mundo; a maior reserva de biodiversidade biológica do planeta; a maior reserva de água doce, que ganha cada vez mais importância. Temos também uma matriz energética relativamente limpa porque temos as usinas hidrelétricas. O Brasil, além de tudo isso, é o único país que tem no mundo uma experiência de 35 anos, em escalas gigantes, na área de biocombustível, desde o carro a álcool. A experiência dos demais ainda se encontra, praticamente, em nível de laboratório. Não haverá solução dos problemas do mundo sem a participação brasileira, mas temos de resolver o controle do meio ambiente, evitar o desmatamento na Amazônia, estabelecer um zoneamento para seu uso e acabar com a exploração predatória.

Os grandes desafios de 2009

Maria Cristina Pinotti e Affonso Celso Pastore
DEU NO VALOR ECONÔMICO


As convicções do governo Lula estão sendo testadas diante da atual crise internacional. Desde o início do primeiro mandato o governo manteve um elevado grau de disciplina macroeconômica, graças em grande parte ao pragmatismo do presidente Lula, que não sucumbiu às pressões vindas de dentro do Partido dos Trabalhadores para que enveredasse pelo caminho da heterodoxia e do populismo. Mas seu governo nunca foi submetido a um teste que colocasse à prova aquele pragmatismo. Afinal, ao contar com a contribuição de uma conjuntura internacional favorável ao crescimento econômico, podia jogar livremente e com custo baixo o jogo da "ortodoxia" na política econômica, conseguindo ao mesmo tempo agradar os mercados e as agências de risco; elevar a sua popularidade; e acalmar os setores mais à esquerda de seu partido, porque a eles entregava um crescimento acelerado e um aumento da probabilidade de permanecer no poder por muitos anos.

Agora o governo terá que enfrentar os efeitos de uma economia internacional em crise, que afeta o Brasil através da contração do crédito; da redução no ingresso de capitais e da queda nos preços das commodities; e da deterioração das expectativas de consumidores e empresários. O mundo impõe ao Brasil uma desaceleração no crescimento, mas o custo político da desaceleração parece ser insuportável para o presidente, que tenta contrariar as forças da natureza. Por que não seguir as mesmas políticas monetária e fiscal expansionistas dos Estados Unidos e da Europa? Ocorre que a reação destes países não serve de exemplo para o Brasil. No mundo industrializado há uma crise de insolvência bancária, e quedas assustadoras de produção industrial e do PIB. Nos próximos dois trimestres os Estados Unidos terão contrações do PIB a taxas anualizadas superiores a 4%, e as perspectivas são de taxas de desemprego superiores a 8%, enquanto que na Europa as quedas de produção industrial, em muitos países, superam 8% ao ano. Taxas de juros convergindo para zero e fortes expansões no déficit público são os remédios contra a deflação e a depressão. O caso brasileiro é totalmente diferente. Fazer "o que todo mundo está fazendo" não é uma boa diretriz a ser imprimida à política econômica no Brasil.

A cada semana vêm sendo anunciadas medidas contra-cíclicas, quer expandindo os gastos públicos e reduzindo impostos, quer expandindo o crédito através dos bancos oficiais. O governo nega que ocorrerá uma desaceleração no crescimento, mas esta é inevitável e reduzirá a receita tributária. Por isso, mesmo antes de novas medidas reduzindo impostos e elevando gastos já há uma importante redução do superávit primário. Crescem também as pressões para que o Banco Central reduza a taxa de juros olhando somente para a atividade econômica e não para a inflação. Estímulos são necessários, mas não em excesso. O governo está cada vez mais preocupado com o custo político de uma recessão, que teria efeitos negativos na popularidade de Lula e na sua capacidade de eleger seu sucessor, pondo em risco a qualidade das políticas macroeconômicas e, conseqüentemente, a capacidade de o país crescer quando a crise tiver se dissipado.

Além da contração derivada da disfunção do crédito, que a curto prazo vem sendo habilmente minimizada, porém não integralmente evitada pelo Banco Central, há os efeitos da queda nos ingressos de capitais, que impõe um encolhimento no déficit nas contas correntes que, por sua vez, requer uma queda na demanda doméstica, levando a uma queda no crescimento do PIB. Se esta desaceleração no crescimento do PIB continuar a ocorrer ao lado de uma queda na inflação, como vem ocorrendo até o presente momento, a vida do Banco Central será mais fácil. Mas isto não está garantido, e crescerão as pressões para políticas monetárias mais frouxas, ignorando os riscos da inflação. Por outro lado, na medida em que preocupado com o custo político desta desaceleração, o governo exagerar em políticas contra-cíclicas, elevando os gastos públicos, estimulando o consumo das famílias através de reduções de impostos e aumento do crédito oferecido por bancos oficiais, jogará um maior peso do ajuste na absorção sobre a contração dos investimentos, o que piora as perspectivas de crescimento. Na medida em que persista a escassez de fluxos de capitais, o déficit nas contas correntes terá que se reduzir através de maior depreciação cambial, o que eleva a inflação, acentuando conflitos, em vez de reduzi-los.

Para evitar o dissabor de ver depreciações cambiais e inflações maiores, acentuando o dilema do Banco Central, o governo deveria evitar o crescimento de duas componentes da demanda total doméstica: o seu próprio consumo e o consumo das famílias. Não tem como combater diretamente o encolhimento nos ingressos de capitais, que lhe é imposto exogenamente. Pode e deve utilizar as reservas para evitar quedas maiores no consumo e na formação bruta de capital fixo, porém essa utilização tem que ser prudente. Se utilizasse exageradamente as reservas para impedir uma depreciação cambial mais forte estaria se expondo ao crescimento dos prêmios de risco e ao encolhimento ainda mais forte dos ingressos de capitais. Somente resta ao governo a opção de reduzir o déficit nas contas correntes, tornando-a mais compatível com a nova realidade dos ingressos de capitais. Mas isto impõe que caia a absorção, e não é este o caminho que tem a preferência do governo, que prefere elevar os seus gastos e estimular o consumo das famílias, o que piora as condições para o equilíbrio macroeconômico, mas no curto prazo eleva o apoio popular ao governo.

Decisões tomadas por estadistas, com horizontes mais longos, diferem de decisões tomadas por governos que somente olham para a sua popularidade. No caso brasileiro o horizonte do governo é determinado pelo horizonte da eleição presidencial, que ocorrerá em 2010, e é muito curto em relação à provável duração da atual crise. Opções de política econômica que criem condições para uma recuperação mais sólida quando o mundo superar a presente crise e iniciar a sua recuperação não são as que maximizam a popularidade do governo no horizonte de uma campanha eleitoral. As preferências deverão concentrar-se em medidas de expansão de gastos públicos e de estímulo ao consumo, ou que forcem o Banco Central a uma redução mais intensa e mais veloz da taxa de juros, ampliando o risco da inflação. O crescimento econômico não será beneficiado, e talvez nem a própria popularidade do governo.

Affonso Celso Pastore e Maria Cristina Pinotti são economistas e escrevem mensalmente às segundas-feiras.

Crise, mãos e bons votos

Fábio Wanderley Reis
DEU NO VALOR ECONÔMICO

Falei aqui na semana passada, a propósito da crise mundial, do contraste entre incompetência e ânimo de fraude. O contraste se liga com outra antinomia que remete ao cerne do debate sobre a crise.

Trata-se de algo que a reflexão sociológica e política tem designado de muitas formas e que Robert Nozick sintetizou há alguns anos, em "Anarquia, Estado e Utopia", em termos de dois modelos explicativos em torno dos quais oscilamos perversamente: o modelo da "mão invisível" e o da "mão oculta". De um lado, sempre que a feição mais ostensiva dos fenômenos sugere a ocorrência de mecanismos do tipo dos sugeridos pela clássica "mão invisível" de Adam Smith (ou seja, de mecanismos causais, que não correspondem à realização dos desígnios buscados explicitamente na ação de quem quer que seja), a explicação aparece como devendo consistir em apontar a atuação, "na verdade", dos interesses ou objetivos de algum ator ou conjunto de atores - portanto, em substituir os mecanismos de mão invisível por outros do tipo "mão oculta", o desígnio de alguém ou de algum grupo, tipicamente um desígnio sinistro ou conspiratório. De outro lado, sempre que os aspectos aparentes sugerem a operação bem sucedida de agentes que buscam seus próprios objetivos, e em que a intencionalidade envolvida se ajusta a um modelo do tipo "mão oculta", a explicação consistiria, ao contrário, em mostrar que "na verdade" o ator é irrelevante e que os mecanismos de causalidade social objetiva é que fornecem a verdadeira explicação.

Por certo, a "mão" que atua de modo intencional não é necessariamente sinistra ou maligna, e pode mesmo ser ostensiva em vez de oculta: há o herói, o estadista, o "proletário consciente"... Além disso, a convivência e o embate entre os dois modelos podem dar-se dentro de uma mesma perspectiva, se esta é definida em outros termos. Veja-se o confronto entre "determinismo" e "voluntarismo" no marxismo, que fala nas "condições objetivas" mas convida à "tomada de consciência" e à luta; ou, na ciência social acadêmica da atualidade, a chamada teoria da "escolha racional", que expande para diversos campos os supostos da economia neoclássica e destaca, no nível "micro", a busca intencional e supostamente racional do interesse próprio por agentes individuais, mas observa com atenção os efeitos de causalidade objetiva (a causalidade "supra-intencional") que resultam, no nível "macro", da agregação da multiplicidade de ações individuais dispersas. E, de par com a "manipulação" negativa e sinistra que a "mão oculta" sugere, a causalidade que emerge no nível agregado, se podia ser descrita como a benigna mão invisível por Adam Smith, pode igualmente carregar-se de efeitos negativos e perversos, ou cristalizar-se em "contradições" estruturais.

Como é bem claro, Estado e mercado correspondem, em princípio, aos pólos de intencionalidade e dinâmica espontânea que aí sobressaem - o que está longe de permitir situar de vez qualquer deles quer no lado "benigno" quer no "maligno" do espaço subjacente. Seja como for, a dinâmica "neoliberal" que culmina na crise atual era até há pouco descrita não só como um dado da realidade objetiva à qual, contra as fantasias de esquerdistas menos ou mais radicais, não seria possível senão acomodar-se (em paralelo curioso com automatismos supostamente irresistíveis antes apontados pela esquerda a operar em direção diferente); ela corresponderia também à realização de valores preciosos. Temos agora a multiplicação de interpretações em que não só se salientam as distorções e falhas dos espontaneísmos do mercado como tal de que a crise teria brotado; mais que isso, aponta-se com insistência o aspecto de sinistra mão oculta nas ações dos próprios agentes ostensivos do Estado.

Sem dúvida, é no espaço da política que as conspirações se executam, e o fato de que digam respeito a interesses econômicos não torna essa proposição menos verdadeira. Além disso, a diferença que faz um Ronald Reagan (ou um George W. Bush...) como estímulo à cara mais feia do mercado que a crise exibiu é patente. Análises sérias (um exemplo é "The Transformation of American Politics", organizado por P. Pierson e T. Scokpol) têm mostrado o próprio predomínio político-eleitoral do Partido Republicano nos Estados Unidos das últimas décadas como produto, em boa medida, de conspiração bem conduzida.

É difícil aceitar, porém (como vemos na informativa colaboração de Rubens Ricupero sobre a crise no número 64 de "Estudos Avançados"), que o argumento seja levado ao ponto de minimizar ou negar o papel da adesão de boa-fé a uma ideologia que se mostraria agora "equivocada", com a desqualificação, na sequência, do empenho regulador que se poderia ter com o próprio Barack Obama pela presença de certas figuras entre seus assessores econômicos. Afinal, a desregulação foi parte de um receituário tomado com seriedade até por governos trabalhistas ou socialdemocratas pelo mundo afora. E é no mínimo curioso juntar ao diagnóstico o que pode ser visto como a candura com que Alan Greenspan, agora erigido em vilão quase do porte de Bernard Madoff, admite sem vacilação no Congresso estadunidense que sua filosofia econômica estava errada. Joseph Stiglitz, em "The Economic Crisis: Capitalist Fools" (Vanity Fair, janeiro de 2009), destaca a admissão para lamentar as consequências atuais da difundida adesão a tal filosofia nos Estados Unidos e em muitos outros países.

A ênfase na causalidade objetiva pode extremar-se na idéia da fatalidade ou do destino. Mas, como na fala do Corisco de Glauber Rocha, há uma acepção em que o próprio destino é passível de mudança. Oxalá possamos dispor de heróis maquiavélicos no melhor sentido, dotados da "virtù" e atentos às condições da "fortuna", para (sem armas, apesar de submarinos franceses) mudar o destino de muita gente em 2009 - e 2010, 2011...

Fábio Wanderley Reis é cientista político e professor emérito da Universidade Federal de Minas Gerais. Escreve às segundas-feiras

Socorrer quem?

Luiz Carlos Bresser-Pereira
DEU NA FOLHA DE S. PAULO


Se os bancos continuarem a ser socorridos sem serem nacionalizados, não haverá a reestruturação necessária

O QUE FARÁ o presidente eleito Obama com o pacote fiscal de mais de US$ 850 bilhões que o Congresso dos Estados Unidos está colocando à sua disposição para estimular a economia? Promoverá o consumo dos pobres e da classe média ou o luxo dos ricos? Estimulará as empresas que investem e inovam ou os rentistas que vivem de juros e dividendos e os financistas que se enriqueceram recebendo comissões de performance e bônus sobre uma riqueza financeira fictícia que criaram?

Essas duas perguntas não têm apenas um conteúdo moral. De sua resposta dependerá o êxito ou o fracasso de uma política fiscal que visa evitar que a recessão nos Estados Unidos se transforme em depressão.

Comecemos pela segunda pergunta. Uma parte dos recursos será necessariamente usada para capitalizar os bancos. Mas essa capitalização deve ser feita com a reestruturação do sistema financeiro. E nela é essencial que os acionistas percam o controle dos bancos e que os financistas tecnoburocráticos que os administraram sejam afastados. Foi isso o que foi feito no Brasil no caso do Proer. Os bancos foram salvos, não seus acionistas nem seus administradores. Nos Estados Unidos, não é isso que está sendo feito.

No caso do Citibank, houve um primeiro socorro de US$ 25 bilhões e, no fim de novembro, outro de US$ 20 bilhões, em um momento em que o valor patrimonial do banco havia caído para US$ 20 bilhões. Não obstante, conforme noticiaram os jornais, o governo ficou com apenas 8% das ações do banco.

Uma política desse tipo, além de injustificável do ponto de vista ético, é inaceitável do ponto de vista econômico e administrativo. No setor financeiro, não basta que o governo americano promova a regulamentação do sistema e socorra os bancos; precisa, além disso, quebrar o poder do lobby financeiro que foi responsável pela desregulamentação e pela crise bancária. Se os bancos continuarem a ser socorridos sem serem nacionalizados (e, depois de saneados, reprivatizados), não haverá a reestruturação necessária do sistema, o capitalismo americano continuará baseado em finanças em vez de na produção, e não apenas ficará sujeito a novas crises: a crise atual demorará mais para ser superada. O exemplo negativo do Japão é nesse sentido claro. Em 1990, depois de uma enorme bolha imobiliária e acionária, o país entrou em crise e, como não reestruturou os bancos, nela permaneceu por 10 anos.

A resposta à primeira pergunta é também crucial. Enquanto um pacote fiscal conservador reduz o imposto dos ricos (governo Bush), um progressista aumenta a renda dos pobres e resguarda a da classe média. Enquanto uma política fiscal equivocada realiza imensas obras públicas sem qualquer prioridade (essa foi novamente a prática japonesa dos anos 1990), uma competente restringe os investimentos aos realmente necessários, ao mesmo tempo em que incentiva os pobres com sistemas de renda mínima (como nós fazemos no Brasil) e incentiva as famílias de classe média a consumir por meio de esquemas que lhes permitam, por exemplo, conservar as casas em que habitam.

Nos primeiros meses de seu governo. Obama terá poder suficiente para quebrar o lobby financeiro-tecnoburocrático. Vamos torcer para que ele o use bem. Sua vitória não será apenas dos americanos, mas de todo o mundo.

Luiz Carlos Bresser-Pereira , 74, professor emérito da Fundação Getulio Vargas, ex-ministro da Fazenda (governo Sarney), da Administração e Reforma do Estado (primeiro governo FHC) e da Ciência e Tecnologia (segundo governo FHC), é autor de "Macroeconomia da Estagnação: Crítica da Ortodoxia Convencional no Brasil pós-1994".