Entre 1948 y 1951 aparecieron los seis tomos de los Quaderni del carcere de Antonio Gramsci (Il materialismo storico e la filosofia di Benedetto Croce, Gli intelletuali e l’organizazione della cultura, Il Risorgimento, Note sul Machiavelli, sulla política e sullo stato moderno, Literatura e vita nazionale, Passato e presente) La influencia de esas obras sobre la generación que se estaba formando alrededor de 1950 sólo es comparable a la de Croce em la primera década Del siglo. Lo que hizo de la obra de Gramsci uma obra formativa y no solo moralizadora o inmediatamente política, fue que era no tanto una teoria del marxismo, un ejercicio filosófico para filósofos, aun cuando Gramsci se sirvio de Marx reaprendido a través de Lenin para arreglar sus proprias cuentas com el idealismo croceano, sino una utilización y verificación del método marxista, hechas com objeto de dar una incorporación de algunos puntos nodales del desarrollo de la sociedad italiana del Renacimiento al fascismo, y de elaborar algunas categorías analíticas para el estudio de la sociedad y de la política destinadas a servir como esquemas de compresión histórica mucho más allá de los campos en que las aplicó él mismo, como “clases subalternas”, “bloque histórico”, “hegemonia y ditadura”, “sociedad civil y sociedad política”,”sociedad regulada”, “voluntad coletiva”, “catarsis”, “reforma moral y cultural”, “literatura nacional-popular”, “intelectuales orgánicos”, “puros”, “tradicionales”, “organización de la cultura”, etcétera.
Con Gramsci el marxismo como filosofia pasó de un momento meramente didascálico (en esencia doctrinario, incluso en Labriola) a otro de análisis e investigación en vivo. Pero, lo más importante, para Gramsci el marxismo fue no sólo un método sino una Weltanschauung, una concepción del mundo que habia iniciado “intelectualmente una edad histórica que tal vez durará siglos, es decir, hasta la desaparición de la Sociedade política y el advenimiento de Sociedad regulada”. (Como historicista coherente, Gramsci consideraba que también el marxismo era un hecho histórico y por lo tanto una ideología, aunque fuera la última de las ideologías, la ideología que pondría fin a todas las ideologías.) De esa concepción del mundo destacó un aspecto que no podia sino suscitar un efecto de estímulo sobre intelectuales que tenían ante los ojos el espejismo de un mundo mejor que el que habian dejada a sus espaldas y que debia ser construido racionalmente; el marxismo no era sólo la teoria de la nueva sociedad (que Lenin habia realizado, transformando la teoria en praxis, la ciencia en acción), sino también una “nueva cultura”, el organun de la revolución política y social y a la vez de una “reforma moral e intelectual”, aunque se trataba de una “reforma” que sólo podria realizarse mediante la “revolución”. En uno de los pasajes más cargados de significación:
La filosofia de la praxis es el coronamiento de todo ese movimiento de reforma intelectual y moral, dialectizado en el contraste entre cultura popular y alta cultura. Corresponde al nexo Reforma protestante más Revolución francesa: es una filosofia que es tambien una política y una política que es tambien una filosofia.”
Esa nueva cultura consistia en ir más allá a la vez de la filosofia de los intelectuales especializados, que es liberadora (cuando lo es) para una restringida classe de sábios, y más allá del sentido común, que en cuanto filosofia popular refleja el estado de sumisión de las clases sulbaternas, y por lo tanto en crear una cultura liberadora, como a la de los adoctrinados, pelo a la vez popular, como ha sido hasta ahora la religión (o el sentido comum que es su expresión vulgar) . Además, al hacer del partido político el órgano de elaboración de esa cultura (“Debe destacarse la importancia y el significado que tienen, en el mundo moderno, los partidos políticos en la elaboración y difusio´n de las concepciones del mundo, en cuanto esencialmente elaboran la ética y la política conforme a ellas, es decir, funcionan como “experimentadores” históricos de estas concepciones”) Gramisci proponia una solución a la profunda y ya impostergable exigencia de un “compromiso” político del hombre de cultura; planteaba en terminos nuevos el nexo entre política y cultura. Cultura ya no fuera o contra el partido, sino dentro o por medio del partido. El partido como “crisol de la unificación de la teoria y la prática”.
En una situación que era o habia parecido, a quienes habian participado activamente en la Resistencia apocalíptica, el discurso en favor o en contra del marxismo ya no podia ser, después de la victoria y la expansión de la Revolución soviética, una polémica entre doctos, como habia sido en la primera fase del marxismo teórico en Itália: se convertia en una opción de civilización. Y a esa opción no pudo sustraerse el pensamiento católico militante. La discusión entre Augusto Del Noce y Felice Balbo fue uno de los momentos más dramáticos de la autoconciencia del intelectual nuevo frente al Apocalipsis. Para ambos el marxismo es un viraje decisivo en la história del pensamiento. Pero mientras que para Del Noce esa decisividad consiste en que con Marx se produjo el paso del concepto de la filosofia como comprensión al concepto de la filosofia como revolución, y por lo tanto en la superación del filosofo en el revolucionario, para Balbo el marxismo representa el descubrimiento de la “razón científica” del pensamento moderno: no tanto una “ inversión”, pues, como queria Del Noce, sino una “conclusión” (y comienzo) De esta distinta concepción de la función del marxismo en la história surgen dos respuestas diferentes al problema de la relación entre el marxismo y el cristianismo.
Noberto Bobbio. El perfil ideológico del siglo XX em Italia, págs. 270-273, Fondo de Cultura Económica, México, 1989.
Con Gramsci el marxismo como filosofia pasó de un momento meramente didascálico (en esencia doctrinario, incluso en Labriola) a otro de análisis e investigación en vivo. Pero, lo más importante, para Gramsci el marxismo fue no sólo un método sino una Weltanschauung, una concepción del mundo que habia iniciado “intelectualmente una edad histórica que tal vez durará siglos, es decir, hasta la desaparición de la Sociedade política y el advenimiento de Sociedad regulada”. (Como historicista coherente, Gramsci consideraba que también el marxismo era un hecho histórico y por lo tanto una ideología, aunque fuera la última de las ideologías, la ideología que pondría fin a todas las ideologías.) De esa concepción del mundo destacó un aspecto que no podia sino suscitar un efecto de estímulo sobre intelectuales que tenían ante los ojos el espejismo de un mundo mejor que el que habian dejada a sus espaldas y que debia ser construido racionalmente; el marxismo no era sólo la teoria de la nueva sociedad (que Lenin habia realizado, transformando la teoria en praxis, la ciencia en acción), sino también una “nueva cultura”, el organun de la revolución política y social y a la vez de una “reforma moral e intelectual”, aunque se trataba de una “reforma” que sólo podria realizarse mediante la “revolución”. En uno de los pasajes más cargados de significación:
La filosofia de la praxis es el coronamiento de todo ese movimiento de reforma intelectual y moral, dialectizado en el contraste entre cultura popular y alta cultura. Corresponde al nexo Reforma protestante más Revolución francesa: es una filosofia que es tambien una política y una política que es tambien una filosofia.”
Esa nueva cultura consistia en ir más allá a la vez de la filosofia de los intelectuales especializados, que es liberadora (cuando lo es) para una restringida classe de sábios, y más allá del sentido común, que en cuanto filosofia popular refleja el estado de sumisión de las clases sulbaternas, y por lo tanto en crear una cultura liberadora, como a la de los adoctrinados, pelo a la vez popular, como ha sido hasta ahora la religión (o el sentido comum que es su expresión vulgar) . Además, al hacer del partido político el órgano de elaboración de esa cultura (“Debe destacarse la importancia y el significado que tienen, en el mundo moderno, los partidos políticos en la elaboración y difusio´n de las concepciones del mundo, en cuanto esencialmente elaboran la ética y la política conforme a ellas, es decir, funcionan como “experimentadores” históricos de estas concepciones”) Gramisci proponia una solución a la profunda y ya impostergable exigencia de un “compromiso” político del hombre de cultura; planteaba en terminos nuevos el nexo entre política y cultura. Cultura ya no fuera o contra el partido, sino dentro o por medio del partido. El partido como “crisol de la unificación de la teoria y la prática”.
En una situación que era o habia parecido, a quienes habian participado activamente en la Resistencia apocalíptica, el discurso en favor o en contra del marxismo ya no podia ser, después de la victoria y la expansión de la Revolución soviética, una polémica entre doctos, como habia sido en la primera fase del marxismo teórico en Itália: se convertia en una opción de civilización. Y a esa opción no pudo sustraerse el pensamiento católico militante. La discusión entre Augusto Del Noce y Felice Balbo fue uno de los momentos más dramáticos de la autoconciencia del intelectual nuevo frente al Apocalipsis. Para ambos el marxismo es un viraje decisivo en la história del pensamiento. Pero mientras que para Del Noce esa decisividad consiste en que con Marx se produjo el paso del concepto de la filosofia como comprensión al concepto de la filosofia como revolución, y por lo tanto en la superación del filosofo en el revolucionario, para Balbo el marxismo representa el descubrimiento de la “razón científica” del pensamento moderno: no tanto una “ inversión”, pues, como queria Del Noce, sino una “conclusión” (y comienzo) De esta distinta concepción de la función del marxismo en la história surgen dos respuestas diferentes al problema de la relación entre el marxismo y el cristianismo.
Noberto Bobbio. El perfil ideológico del siglo XX em Italia, págs. 270-273, Fondo de Cultura Económica, México, 1989.
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