El Clarin (Chile)
Después de la condena de Jair Bolsonaro a 27
años y 3 meses de presidio, la extrema derecha busca con suma urgencia un
posible candidato que la represente en las próximas elecciones del año que
viene. Hasta aquí, quien aparece mejor evaluado en las encuestas políticas es
el actual gobernador del Estado de Sao Paulo, Tarcísio de Freitas.
Tarcísio que se había erguido como una alternativa de la derecha conservadora, aunque con un sello tradicional, ha dado en el último periodo un claro giro hacia la ultraderecha, transformándose en uno de los principales articuladores de la “amnistía amplia, general e irrestricta” que vienen levantando los partidarios del bolsonarismo, tanto en el parlamento como en otras instancias del mundo político y social brasileño.
Hace un par de semanas estuvo en el Congreso
para articular entre los parlamentarios una propuesta de “perdón general” a
todos los acusados de la trama golpista, incluidos los mentores, organizadores
y financiadores, como así también la masa de maniobra que participó en la
ocupación y destrucción de la Plaza de los Tres Poderes el día 8 de enero de
2023.
Sin embargo, después de la contundente
condenación de Bolsonaro y el “núcleo crucial” golpista, los propios aliados
del ex presidente le han sugerido a Tarcísio que baje el perfil de su
iniciativa, distanciándose momentáneamente de su papel de líder del pedido de
una amnistía general para todos los comprometidos con la asonada sediciosa. Las
recientes encuestas de opinión revelan que la mayoría de los brasileños considera
que Bolsonaro debe ser condenado por sus actividades y el tema de un perdón
sancionado por el Parlamento se transformó en un asusto impopular a los ojos de
los ciudadanos y electores.
La actual evaluación de los partidos que
conforman el Centrão, es que no existen las condiciones para votar dicha
amnistía general, aunque si puede tener más probabilidades de éxito una
solución que ablande las penas de las personas que ya se encuentran condenadas
por los delitos cometidos en enero del 2023, manteniendo eso si la
inelegibilidad de Bolsonaro para las elecciones del año que viene.
Mientras tanto, Tarcísio se debate entre una
postura más radical y una más estratégica de cara a dicho evento. En la primera
actitud, ha llamado al Ministro Alexandre de Moraes de “tirano con toga” y
declara apoyar incondicionalmente la libertad de Bolsonaro y sus cómplices,
advirtiendo que su primera medida cuando asuma la presidencia va a ser la firma
del indulto del ex capitán. Por otra parte, mantiene una posición moderada
señalando que respeta las decisiones de la Justicia y se aproxima de sectores
de la derecha tradicional que se han distanciado de las huestes bolsonaristas.
Un indicador expresivo de lo anterior, es que declinó de viajar nuevamente a
Brasilia para articular una vez más la aprobación de una amnistía a los
responsables de la intentona golpista.
Buscando como plataforma básica el voto de
los llamados bolsonaristas raíz, el actual gobernador de Sao Paulo también
deberá ser capaz de atraer el voto de grupos de electores moderados que
consideren principalmente sus atributos como administrador y gestor del Estado
con el mayor PIB y población del país. De mantener una postura ideológica
cercana a la extrema derecha, Tarcísio puede sufrir una previsible derrota en
octubre del 2026, consagrando la victoria de Lula da Silva para su cuarto
mandato.
Faltando poco más de un año para esta
elección, el candidato que elogió las imposiciones de tarifas elevadas del
gobierno Trump a Brasil y que circula con un jockey con la sigla MAGA, deberá demostrar hasta
qué punto puede huir de su imagen de acólito de Bolsonaro, para transformarse
en una carta creíble de una parte significativa del elector de derecha que se
apartó definitivamente de la propuesta de la ultraderecha.
Fernando de la Cuadra
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