El Ministro del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes, ya ha definido las diversas líneas de investigación por las que el ex capitán podría ser encuadro por los variados ilícitos cometidos durante su gestión a la cabeza del Ejecutivo. Ellas son cinco, a saber: a) Difusión de noticias falsas por medio de milicias digitales; b) Negligencia en el enfrentamiento a la pandemia y ataque a las vacunas contra el Covid-19; c) Descalificación injustificada del sistema de votación y de las urnas electrónicas; d) Supresión violenta del Estado Democrático de Derecho e Incitación al Golpe de Estado; y e) Abuso de poder en el ejercicio de sus funciones como Presidente de la República y uso de la estructura gubernamental para la obtención de ventajas.
Cada uno de estas líneas de acusación tienen sus respectivos
desdoblamientos. Por ejemplo, el último ítem se puede descomponer en otras 3
acusaciones: 1) Uso malicioso de las tarjetas corporativas; 2) Inserción de
datos falsos sobre la gestión administrativa; y 3) Apropiación indebida de
recursos fiscales y de bienes recibidos en visitas de Estado (caso de las joyas
y relojes regalados por los gobiernos de Arabia Saudita y del Reino de Bahréin)
(1).
Sin embargo, a pesar de todas las acusaciones que pesan sobre el
ex Presidente, la Justicia no puede ordenar su prisión antes de emitir la
condenación judicial por sus crímenes. Lo que podría hacer el Ministro Moraes,
en una posible hipótesis, es solicitar la prisión de Bolsonaro con el argumento
de que manteniéndolo en libertad éste pueda representar un obstáculo para el
buen encaminamiento de las investigaciones o por el riesgo que huya del país
para escapar del proceso judicial en su contra.
Aunque conociendo la forma minuciosa y cautelosa con la cual
opera el Ministro Alexandre de Morais en la elaboración de sus sentencias, es
difícil pensar que sea capaz de decretar la detención de Bolsonaro sin tener un
volumen contundente de pruebas que lo incriminen. Elementos para procesarlo
existen y muchos. Bolsonaro ha sido citado permanentemente como el mentor
intelectual de los atentados ocurridos el día 8 de marzo y su huida para
Orlando antes de concluir su mandato no lo exime de la culpa por haber tramado
una conspiración con el apoyo de muchos militares y, especialmente, de su
Ayudante de Ordenes, el Teniente Coronel Mauro Cid, que en estos momentos se
encuentra encarcelado por otra ilegalidad cometida para proteger al ex
Presidente: la falsificación de los certificados de vacuna que Bolsonaro y su
esposa mostraron ante las autoridades de Estados Unidos para que les
permitieron ingresar a ese país.
Es más, ahora también se sabe que el ex mandatario trasladó
clandestinamente -en el avión presidencial que lo llevó a Orlando- una
maleta llena de los obsequios que había recibido de delegaciones extranjeras y
jefes de Estado de otros países en visitas oficiales. Ello con el propósito de vender
tales bienes (joyas y relojes de lujo) en el país del Norte. Bolsonaro alega
que estos regalos son “personalísimos” y que, por lo tanto, no tiene la
obligación de inscribirlos como parte del acervo de la República.
Por su parte, el Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU), le
exigió a Bolsonaro devolver todos los objetos de alto valor recibidos, cuestión
que el ex mandatario ha hecho solo en parte, pues todavía faltan algunos ítems
para ser reincorporados al patrimonio público.
Ya está demostrada la participación de Bolsonaro en el esquema
montado para la venta de estos bienes en el exterior, pero aun así el Ministro
Alexandre de Moraes se encuentra recabando más pruebas concretas que permitan
demostrar fehacientemente la participación del ex Presidente en los diversos
delitos que pesan en su contra. Por lo mismo, es incierto saber cuándo podrá
salir efectivamente una orden de detención, aunque existe casi consenso entre
abogados y miembros de la Policía Federal de que dicha orden podrá ser emitida
a cualquier momento.
Una de las aristas del “caso joyas” que no ha sido investigada
en profundidad, es la razón por la cual las autoridades de Arabia Saudita y
Bahréin se mostraron tan generosas con el gobierno Bolsonaro. Lo que se sabe
hasta el momento, es que existía negociaciones con autoridades para comprar
algunas refinerías de petróleo ubicadas en territorio brasileño y también
realizar importantes inversiones en el ámbito del agronegocio.
Al escenario de una posible prisión de Bolsonaro por el crimen
de apropiación indebida de bienes del Estado, hay que sumarle el reciente fallo
de inelegibilidad por ocho años decretado por el Tribunal Superior Electoral
(TSE). Por este motivo, la extrema derecha brasileña se encuentra volcada a la
búsqueda de un o una substituta del condenado líder que no podrá concurrir a
las elecciones de 2026. Candidatos no faltan y algunos de ellos ya han señalado
que quieren tener al lado a Jair Bolsonaro como “imagen propaganda” para
conquistar el voto de los electores que continúan apoyando al ex capitán. Resta
saber, si un Bolsonaro procesado y encarcelado podrá servir para sus campañas
en un futuro no muy lejano.
Notas
1.-Entre tales objetos se encuentran diversas joyas de oro
blanco con diamantes incrustados (collares, pulseras, aros, anillos, colleras,
lapiceras), relojes de la marca Rolex, Cartier, Chopard, Hublot, Patek Philippe
y otras piezas decorativas de alto valor.
* Doctor en Ciencias
Sociales. Editor del Blog Socialismo y Democracia. Colaborador del Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)
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